Arkanis, el Señor te manda a llamar, preséntate ante él.
- No dijo que desea Flouter?
- No, pero se lo nota preocupado…
- Bien, iré de inmediato.
- Señor, me buscaba…
- Si Arkanis, tienes novedades?
- Me temo que no, los Gmont todavía están buscando. Necesitamos más tiempo.
- No entiendes que “tiempo” es lo que nos falta? La alineación esta cada vez más cerca, si tus estupidos Gmont no encuentran las 7 llaves todo será inútil.
- Perdón señor, eso es cierto. Disculpe mi atrevimiento, pero tampoco veo a la niña. No será “inútil” también si no la encontramos?
- Mejor vuelve a tu trabajo Arkanis, no vuelvas a faltarme el respeto, no querrás probar mi furia tú también. Verdad?
- No mi amo, no será necesario demostrar su cólera… recuerde que lo vi crecer, la conozco bien.
- Retírate.
Que pasa mi querido Zargoth? Tus planes se complican?
- lo último que quería oír hoy era tu horrible voz bruja, que quieres?
- Darte consejo, sin mi nada funciona, me equivoco?
- A veces no, otras si… hoy no me interesa escucharte.
Solamente basto que Eveth viera un pequeño destello de la espada mágica de Zargoth, para sentir el mismo miedo de hace años.
Esa vez no fue capaz de respirar, de reaccionar, hoy era igual.
Con la diferencia de que en ese momento perdió la vida, hoy solo podía defender su nueva “vida” como algunos lo titulaban, aunque en realidad nunca algo fue tan alejado de la verdad.
El grito nuevamente fue desgarrador, y Eveth desapareció.
Zargoth, quien era en realidad la persona que encarnaba la maldad en Melania…
Tercero de 4 hijos, éste había nacido en las praderas de Geldar, en un hogar humilde.
De padres campesinos,
Nada hacia suponer que este joven tuviera deparado un destino diferente al de su familia.
Nadie lo imaginaba, ni siquiera él, la tarde que jugando con Parse, su hermano mayor se interno en el bosque de Lorx.
Lugar oscuro, húmedo, de árboles frondosos de edades del tiempo.
Ni siquiera los adultos se animaban a adentrarse en sus tierras, se decía que en ese lugar había ocurrido hace milenios la masacre más grande en la historia de Melania.
Hoy los rumores susurraban que era un sitio maldito, atestado de espectros, magos negros de toda raza, y toda clase de bestia maligna, imposibles de imaginar para mentes normales.
- vamos Zar, no deberíamos estar aquí…
- Que pasa Parse tienes miedo?? O solamente sabes que no me puedes alcanzar, y no quieres decirlo, eh?? Jajaja.
- No es eso pequeño Zar, sabes que te alcanzaría con las piernas atadas, pero es tarde, esta oscureciendo. Debemos regresar mientras todavía hay luz. O sino…
- Que? Que pasara si no regresamos a tiempo?
- Nuestro padre se enfadara.
La cara de Zargoth cambio rotundamente, un odio extraño pero muy profundo brillaba en sus ojos.
- No es nuestro padre, le contesto a Parse fríamente.
- Pero es como si lo fuera, hermano.
- No, su sangre es malvada, distinta a nosotros. Ya no respeta a nuestra madre, a nosotros y mucho menos a la memoria de Varmett, nuestro progenitor.
- Pero nuestra madre lo ama…
- Mas que a nada en el mundo –interrumpió Zar-
- Como sea, debemos volver hermano, es tarde.
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